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enero 2021

La historia de Metrociego: la ilusión de dos chavales que se convirtió en una empresa con clientes internacionales

La historia de Metrociego: la ilusión de dos chavales que se convirtió en una empresa con clientes internacionales 150 150 Miguel Coello

Si estás aquí es probable que hayas oído hablar de la app Metrociego Madrid, la aplicación móvil que permite a las personas ciegas moverse autónomamente por el metro de Madrid. Aunque ahora nos llamemos Futoore, seguimos siendo nosotros, Gonzalo y Miguel, los creadores de Metrociego. Solo que hemos aumentado el equipo, mejorado nuestra tecnología y ampliado el espectro de usuarios a los que ayudamos.

Si todavía no conoces cómo empezó todo, este es tu post. ¡Te aseguramos que nuestra historia te va a conmover y vas a salir con ganas de hacer cosas!

La necesidad de Miguel Coello

Mi nombre es Miguel Coello y tengo una enfermedad llamada Retinosis pigmentaria. Desde pequeño he ido perdiendo visión central poco a poco.

En el colegio fui necesitando distintas adaptaciones en función del resto visual que manejaba. A veces era más fácil y me valía con que los profesores me pasaran el examen en un pendrive. Otras veces era más complicado y tenía que buscar la forma de hacer las cosas de otra manera para llegar a hacer lo mismo que mis compañeros. Aunque al principio podía costarme un poco más, al final acababa analizando oraciones sintácticamente más rápido que mis compañeros o representando compuestos orgánicos visualmente de una forma accesible.

Cuando cumplí 18 años, empecé a moverme yo solo por el transporte público y me di cuenta de que no era capaz de desplazarme por una estación sin la ayuda de alguien o sin conocer la estación. Empecé a escribir en las notas de mi móvil algunas indicaciones clave para acordarme de esas estaciones y poder volver. Una tarde, después de haber quedado con una amiga y apuntarme dónde estaba cada andén de Antón Martín, pensé que esa información no se podía encontrar en Internet en ningún sitio y que sería fantástico para mí y para muchísima gente disponer de ella.

Los crowdfundings, TifloInnova y el primer año

Así fue como, en abril de 2017, junto a mi amigo de la infancia y estudiante de informática, Gonzalo Fuentes, lanzamos una campaña de crowdfunding en Kickstarter. Recaudamos en unos pocos días los 3000€ que pedimos a la comunidad y en junio ya teníamos una primera versión con 25 estaciones de la red.

Empezamos a aparecer en algunos medios digitales, radio, prensa escrita y hasta en la televisión. ¡Sin prácticamente escribir a nadie!

En noviembre de 2017 estuvimos en un stand de TifloInnova, la mayor feria de tiflotecnología de España. Pudimos hablar de primera mano con cientos de usuarios de la aplicación. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que lo que estábamos haciendo de verdad estaba sirviendo a muchísima gente. El feedback era muy positivo. Los usuarios querían implicarse en el proyecto y querían que nos expandiésemos a otras ciudades y otras discapacidades.

En mayo de 2018 volvimos a pedir financiación para poder dedicar más recursos al mapeo de estaciones y desarrollar la app en Android. Volvimos a conseguir 3000€. Los usuarios nos volvieron a demostrar que estábamos haciendo algo bien y que apostaban por nuestra solución.

Las colaboraciones y el salto al Futoore

En 2018 y 2019 nos contactaron grandes empresas de electrónica de consumo, universidades y empresas de nuestro sector, entre otras. Montamos prototipos en distintos entornos, tanto abiertos como cerrados. Esto nos permitió profundizar en nuestros procesos de trabajo y expertise. Conseguimos proyectos con una universidad y dos empresas de transporte para mejorar el guiado a personas con discapacidad visual.

2020 iba a ser un año importante para muchas personas y el covid no podía impedir que lo fuera para nosotros. Por fin podíamos dedicar gran parte de nuestro tiempo al proyecto. Empezamos por reflexionar sobre qué se nos daba bien, qué aportaba valor y de qué forma podíamos aportar aún más valor. Sabíamos que nos habíamos especializado como nadie en el guiado en estaciones de metro, sobre todo para personas con discapacidad visual. ¿Qué podíamos mejorar?

Tras mucha investigación y conversaciones, descubrimos la extensión GTFS-Pathways de Google. Este estándar parametrizaba los espacios físicos de las empresas de transporte y permitía calcular la ruta más rápida. No obstante, aunque la teoría fuera preciosa, no se plasmaba en ninguna interfaz de visualización ni se aprovechaba toda esa información.

Añadimos información relevante de guiado como los giros, la     ubicación de los tornos y elementos de accesibilidad y creamos nuestro propio algoritmo.   

Lo habíamos conseguido. Teníamos un programa al que pedir un origen y un destino, decirle qué necesidades de movilidad requería el usuario y que apareciese en la pantalla cada uno de los pasos que tenía que llevar a cabo dicho usuario para moverse.

Cuéntanos, ¿cómo nos conociste? ¿Conociste primero a Metrociego o a Futoore? ¡Te leemos en los comentarios!